sábado, 14 de mayo de 2011

Simplemente, Los Oportunistas- Por Luis Coria



Capaz de llegar a relacionarse con los más inescrupulosos personajes, de “manotear” el timón y llevarlo para uno y otro sentido con el solo hecho de “andar/estar”. Son los que se cruzan de una vereda a otra embanderados en “dignidad”.
Ahí están: los oportunistas. Sus peculiares características tienen un rotundo color grisáceo. Están con uno pero no tanto. Están pero no están. Aparecen constantemente y se acomodan al ritmo del traqueteo del carro que transporta los melones, ¿viste? Si se mueve para acá, corren el culo para ese lado…y si no, se arriman para el otro costado y listo. Pero, aunque se mueven y mueven, aparentemente, nunca se pudren (aunque hay muchos que nos estamos pudriendo de este permanente boludeo). Más allá que cada acto que hacen tiene un tinte nauseabundo, estos tipos ni se despeinan.

 
El vecino, ¿anda tan preocupado en sus cosas  que no se da cuenta que existen? ¿No se dan cuenta lo que hacen?
Normalmente, se mueven entre las sombras. Es un rasgo característico (también es un rasgo macabro). Se camuflan de humanistas, demócratas, progres, pero les salta la hilacha burguesa apenas se asoman al escenario.
Frotándose las manos para esperar la oportunidad de dar el zarpazo. El oportunista, merodea la escena política cual ave rapiña. Da vueltas y vueltas para llevarse una tajada de “ese” banquete que nunca pudo alcanzar por esfuerzo propio. Aunque dice saber casi todo porque “observó” toooodooooooooo. Y la cuenta de sabelotodo.
Lo más interesante de todo esto es que al Oportunista lo mantienen vivo sus “ambiciones” y es capaz de seguir hasta el último momento de sus movimientos sin pretender bajarse ni un centímetro de sus “aspiraciones” porque es sostenido por su entorno. Los allegados lo ilusionan en sus características de “buen tipo” que no tiene problemas con nadie. Claro que no los tiene, ni los tendrá. Es que nadie sabe para que lado “tira” de tantos amagos que hace. Así es imposible descubrir que “carajo” tiene en su cabeza. Pero para el Oportunista ese es uno de sus “caballitos de batalla”: que no se comprenda qué es lo que pretende más allá de sus ansias de alcanzar el estatus político que “se merece”.
Finalmente, en muchos casos, terminan siendo despreciados. Hay casos testigos para ejemplificarlo. Uno data de hace unos días cuando “La Cámpora” de Junín le negó el apoyo a uno de nuestras mejores muestra gratis de Oportunista. Y bue´, se lo merece.  Igualmente, sabemos que si de algo se alimenta el Oportunista es de esperar otra oportunidad… Que le grite la platea, como en los “programejos” de la tele: oootra oportuuuunidad, otra oportuuuunidad…

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