Contrariando la visión general del país modelo, la realidad social que viven millones de estadounidenses es dramática. Según el portal Democracy Now, mas de 43,6 millones de norteamericanos sufren de hambre y ello debido a la falta de recursos económicos para adquirir comida. La misma fuente reveló además que esa cantidad equivale a 17 % del país.
Por sus parte la organización Feeding América, una Organización No Gubernamental responsable de distribuir alimentos entre la población necesitada, reseñó que uno de cada cuatro menores en el país no recibe una alimentación adecuada.
A su vez, la Universidad de Arizona, reveló que cada año más de 75 mil millones de dólares en comida van a parar a la basura.
Esta es la realidad yanqui, la de millones de hambrientos y desesperados, la que no ven los turistas, ni de la que informan los matutinos más importantes del mundo. Y aquí solo hablamos de hambrientos; pero los que sufren los flagelos de un sistema perverso e inescrupuloso son muchos más de 43 millones, mucho más del 17% de la población, pues allí hay que sumar, a los que a duras penas llegan a fin de mes, sin poder recibir educación, ni darle educación a sus hijos y sin tener salud.
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